Una empresa social que tiene como objetivo ayudar al planeta con sus prendas y su filosofía. Gracias a sus camiseta y sudaderas colaboras junto a ONG's, ya sea para la lucha contra el hambre o para frenar el cambio climático
POR PAULA LÓPEZ
9 DE MAYO DE 2021
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9 DE MAYO DE 2021
POR MARTA PEDRAZA
«He oído a tantas personas QUEJARSE de lo que cobran los maquilladores, ofreciéndoles PAGARLES con darles publicidad, que hace que se te quiten las GANAS de maquillar»
POR SANDRA SOTOCA
4 DE MAYO DE 2021
CULTURA

Fuente: Álex Fernández
Decidido, ambicioso y constante, Álex Fernández empezó a maquillarse a los 16 años cuando estudiaba Bachillerato Artístico para sentirse más cómodo consigo mismo; hasta que tres años más tarde, a los 18 años, empezó a trabajar para la reconocida marca de cosmética MAC. Conocido en Instagram como @makeupfloy, Álex Fernández ha conseguido a través de su trabajo y constancia trabajar desde vendedor de cosméticos cara al público a maquillador de eventos y festivales como el Primavera Sound.
De la excepcionalidad a la normalidad
Todo empezó cuando su mejor amiga le pidió que le maquillara una noche. «Al acabar, vi la confianza con la que se miró en el espejo por el resultado y algo en mí hizo clic». Al ver todas las posibilidades que el mundo del maquillaje le daba, tuvo la necesidad de compartir esa sensación con todo el mundo. El hecho de entender el maquillaje no solo como tal, sino con todas las connotaciones que conlleva, es lo que le motivó. «A los pocos días fui a un supermercado a comprar un corrector de ojos, como si fuera un encargo, y empecé a ver vídeos tutoriales en YouTube e interesarme cada vez más».
Todo iba in crescendo: acabó el Bachillerato Artístico, empezó a estudiar maquillaje, caracterización y body painting en la academia Stick Art de Barcelona y cuando acabó ya empezó a trabajar como maquillador para la marca MAC. Cuando hablamos sobre prejuicios y tabús en cuanto al maquillaje en hombres lo tiene claro: lo de diferenciar los productos en hombres y mujeres no es más que merchandising e incluso dentro del mundo del maquillaje, cuando un hombre coge una brocha se le atribuyen unas cualidades de maquillador que puede o no tener, ninguneando el trabajo de la mujer. Los ingredientes de los cosméticos no distinguen por sexo, sino por necesidades de la piel. Marcas como TheOrdinary y The Inkey List destacan porque el nombre de la marca se basa en sus ingredientes y en las necesidades que cubre cada producto. Con sus envases minimalistas hacen que tanto hombres como mujeres se sientan cómodos usándolos.

Fuente: Portafolio Álex Fernández
En las imágenes se muestran diferentes maquillajes realizados por Álex Fernández cuando estudiaba en Stick Art de Barcelona
Fuente: Portafolio Álex Fernández
Alma libre
«He tenido amigas que me han pedido que las maquillara, cuando realmente ellas se maquillaban mejor de lo que lo hacía yo. Entonces, ¿por qué me lo pedían? ¿Por ser hombre?» Por el simple hecho de ser hombre y maquillarse, ya se asigna que tiene que ser maquillador. No pueden simplemente maquillarse por verse satisfechos, sino que tiene que ir relacionado con una aspiración profesional que sino no justifica el maquillaje.
El desprestigio laboral y el intrusismo existen en el mundo del maquillaje. «He oído a tantas personas quejarse de lo que cobran los maquilladores, ofreciéndoles pagarles con darles publicidad, que hace que se te quiten las ganas de maquillar». La formación y la actualización de productos profesionales es un factor que se paga, pero «en España no hay una gran cultura del maquillaje». El concepto del maquillaje esta concebido como un lujo al no entenderse como algo necesario. Ciudades como Dubai o países como Estados Unidos sí entienden la cultura del maquillaje, pagando el precio que se merece.
«He tenido amigas que me han pedido que las maquillara, cuando realmente ellas se maquillaban mejor de lo que lo hacía yo. Entonces, ¿por qué me lo pedían? ¿Por ser hombre?»

Fuente: Portafolio Álex Fernández
Álex Fernández
El trabajo de maquillador como tal no tiene cabida -todavía- dentro de España. El trabajo tiene sus temporadas de oro durante septiembre y marzo, meses donde coinciden las comuniones, las bodas y los bautizos. Cuando el evento en cuestión es en un pueblo pequeño que queda lejos, no se mira como un día laboral en el que hay que pagar gasolina y desplazamiento, sino que incluso se ofrece la forma de pago como un “agradecimiento”.
Durante las demás épocas del año, es difícil mantenerse únicamente como maquillador, sino que hay que complementarlo con ser vendedor de cosméticos, por ejemplo. De hecho, incluso existen fotografías dentro del oficio que intentan convencer a maquilladores para ir a sesiones sin ser pagados, con el justificante de que las fotografías se las dejarán gratis y podrán utilizarlas para su portafolio profesional.
«Mi trabajo me ha permitido crecer tanto profesional como personalmente, y tengo bastantes anécdotas que me han marcado un antes y un después en cuanto a mi trabajo». Una de ellas, cuando un matrimonio portugués fue a su stand. La mujer, de unos 70 años, le preguntó que como podía aplicarse las pestañas postizas, pero se negaba a que el servicio se lo diera Álex Fernández, sino que quería una mujer quien fuera la encargada. Tras una disputa sobre quien debía ser el que la atendiera, la responsable del stand del momento se negó a prestarle servicio a la mujer, haciendo así que Álex fuera el indicado. Al acabar el servicio, el matrimonio pidió disculpas e, incluso en otra ocasión que volvieron al stand, pidieron que fuera Álex Fernández quien los atendiera, ya que habían quedado encantados con el trato y la profesionalidad.
